LA IMPORTANCIA DE LOS PASEOS

site-m3QFig • 10 d’abril de 2025

Desarrollando la confianza mutua

PASEOS. DESARROLLANDO LA CONFIANZA MUTUA



PRESENTACIÓN


Para los perros urbanitas, los paseos diarios son mucho más que simples salidas para hacer sus necesidades o estirar las patas. Debemos tener en cuenta que la vida de un perro de ciudad se desarrolla, básicamente, entre dos entornos principales: el hogar y la calle. No hay mucho más. Tal vez los más afortunados disfruten de paseos ocasionales por la playa o el monte, pero lo habitual es que se conformen con lo que el barrio ofrece: aceras, calles y, con suerte, una visita diaria al parque. Por eso, es importante ser conscientes de que estas salidas son oportunidades excepcionales para que el perro desarrolle sus habilidades sociales, emocionales, físicas y cognitivas. Además, durante el paseo se pone a prueba la capacidad comunicativa del binomio tutor-perro, así como el vínculo, la sintonía y la confianza entre ambos.


El paseo forma parte de uno de los tres ciclos vitales que estructuran la vida cotidiana del perro: el ciclo de casa y paseos. Si queremos una convivencia sana y equilibrada en casa, debemos ofrecerle paseos diarios de calidad que contrasten con las experiencias que tiene en el hogar. Esto significa que sus salidas deberían:


  • Proporcionarle la posibilidad de explorar el entorno con autonomía.
  • Permitirle moverse con libertad y expresividad física.
  • Ofrecerle abundancia y variedad de estímulos, así como la opción de gestionarlos a su manera.
  • Facilitar la interacción social con otros individuos, tanto humanos como caninos.
  • Brindar la oportunidad de ejercitar la comunicación y la sintonía con su tutor.



DIMENSIONES DEL PASEO


Durante los paseos se abre una ventana de oportunidad —habitualmente desaprovechada— para ejercitar la comunicación bidireccional entre el tutor y el perro, y fortalecer su vínculo y confianza mutua.


La correa no es solo un elemento de seguridad que previene accidentes: es una prolongación del brazo del tutor, que acompaña y sostiene al perro, permitiéndole explorar con tranquilidad bajo el amparo de ese contacto. Esta experiencia sensorial, que combina el contacto táctil de la correa con el componente auditivo de la voz del tutor, adquiere una dimensión cognitiva relevante, ya que el perro debe dividir su atención entre varios estímulos.

Otro aspecto fundamental es la necesidad de emitir y recibir señales que favorezcan un entendimiento fluido, lo que permite una coordinación consensuada entre ambas partes. Estas señales, físicas o verbales, son esenciales para cambiar de dirección, detenerse, evitar peligros o expresar necesidades.



MATERIAL PARA EL PASEO


Existen infinidad de correas, collares y arneses, pero no todos son adecuados para un paseo de calidad. Veamos algunas consideraciones clave:


¿Arnés o collar?

Lo ideal es disponer de ambos y usarlos según convenga. Sin embargo, si el perro tira mucho de la correa —algo que conviene corregir cuanto antes— no se recomienda el uso del collar, por razones evidentes. En estos casos es preferible un arnés antitirones, que cuente con dos puntos de enganche: uno en la espalda y otro en el pecho. Este último es el más adecuado cuando el perro tira, ya que evita el efecto de oposición que se genera al sujetarlo por la espalda.


¿Correa larga o corta?

Sin duda, una correa larga (de unos 3 metros) es preferible. Puede acortarse fácilmente si es necesario, pero proporciona al perro la autonomía y libertad mínima necesarias para evitar que tire. Lo ideal es que sea lisa, sin asa ni argollas metálicas (estas pueden dañar los dedos), lo que permite que se deslice entre los dedos cómodamente.


¿Correa normal o extensible?

Tener ambas es lo más recomendable. La correa extensible puede ser muy útil para ciertos perros, ya que permite mayor libertad (hasta 5 o 8 metros), aunque puede resultar incómoda en entornos urbanos. En contextos terapéuticos (con perros reactivos o con miedos) es un recurso valioso.



TIPOS DE PASEO


Podemos distinguir entre paseos terapéuticos y paseos cotidianos:


Terapéuticos:


  • Paseo dirigido: Se entrena al perro para caminar junto al tutor, sin alejarse.
  • Paseo tranquilo: En un entorno abierto, el perro va atado por el enganche del pecho y se le permite moverse libremente. Si tira de la correa, el tutor cambia de dirección 180° sin tirones, y continúa así el paseo.


Cotidianos:


  • Paseo con correa floja: El paseo del día a día, con una correa larga de 3 metros sin tensar.
  • Paseo en semilibertad: Con correas de entre 8 y 10 metros, normales o extensibles.
  • Paseo libre: El perro va suelto, sin correa, guiado únicamente por la voz del tutor.



CATEGORÍAS DE PASEO


Es beneficioso salir con frecuencia con el perro para evitar largos periodos de encierro. Podemos distinguir entre salidas planificadas (se recomienda un mínimo de tres al día, una de ellas con llegada a una plaza o parque) y salidas esporádicas, como cuando el perro acompaña a su tutor a hacer recados. En las salidas planificadas, el perro debería marcar el ritmo en la medida de lo posible. En las otras, se le puede exigir que se adapte al ritmo del tutor. Esta flexibilidad en la forma de pasear enriquece la coordinación entre ambos y mejora su convivencia en la ciudad.




CONCLUSIÓN


Los paseos son mucho más que un trámite en la rutina del perro urbanita: son momentos fundamentales para su bienestar integral. Constituyen una oportunidad diaria para reforzar el vínculo con su tutor, estimular sus capacidades y brindarle libertad dentro de un entorno controlado. Elegir bien el material, adaptar el tipo de paseo a las necesidades del perro y aprovechar cada salida como un momento de comunicación y confianza mutua son claves para una convivencia más armoniosa y feliz.


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